Cultivos ecológicos, biocentros y espacios especializados amigables con el medio ambiente son una tendencia en Europa y Estados Unidos que México debe adoptar.
Emmanuel Fentanes Ciudad de México; MX
A pesar de los esfuerzos del gobierno de México para impulsar la producción agrícola y ganadera, expertos en la materia han pronosticado ya desde hace algún tiempo que el panorama para los años venideros no será nada alentador si no se toman medidas para reavivarlo, incentivarlo y se establecen políticas y reformas que lo prioricen.
Entre los retos y desafíos que el próximo gobierno presidencial debe atender, están:
Las demandas de campesinos y microproductores que denuncian y demandan el total abandono por parte de los gobiernos y exigen mejores condiciones de trabajo, a pesar de que en 2016 la Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (SAGARPA) afirmó que gracias al trabajo de modernización del campo se ha beneficiado a los pequeños productores y mujeres productoras y que México produce y exporta más de lo que importa.
La cantidad de exportaciones de alimento al extranjero, principalmente con los Estados Unidos desde la firma del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) ha provocado un déficit de alimentos en el país. Debemos importar lo que producimos con el riesgo de que la salud de las familias mexicanas pueda verse perjudicada con alimentos transgénicos -alimentos modificados genéticamente para aumentar la producción- como el maíz, la soya y el tomate provenientes de Estados Unidos principalmente.
El titular de la SAGARPA José Calzada Rovirosa ha dicho que la meta es que las exportaciones aumenten y se alcancen los 36 mil millones de dólares.
De acuerdo al portal de The Hunger Project México se estima que 1 de cada 2 personas en México vive en la pobreza y el 40% de los alimentos lo producen los pequeños productores (FAO 2013).
Según el INEGI, en 2016 el 11% de los hogares se quedaron sin comer y había al menos 10.75 millones de hogares con algún menor de 18 años con dificultades para satisfacer sus necesidades de alimento.
Por si fuera poco, a través del portal tierrafertil.com.mx en 2014 expertos integrados al Centro de Capacitación y Competitividad Agroalimentaria Sustentable Ambiental (CYCASA) confirmaron que la tierra de México estaba muriendo: el 14% de 200 millones de hectáreas que componen al país se encontraba desahuciado o en terapia intensiva. Entre 10 y 12 millones de hectáreas estaban muertas y ya estaban contempladas como desiertos, aunado a que algunos campesinos no tienen capacitación idónea para el cuidado de las tierras.
Por otro lado hay un déficit en la producción de semillas certificadas para la siembra en el país. Se depende de empresas trasnacionales que las producen. Según la Asociación Mexicana de Semilleros ( AMSAC), el 85% de la semilla de maíz que se utiliza se produce en México pero el 95% de la semilla usada en las hortalizas es importada. Algunas empresas trasnacionales producen semillas de chile y tomate en nuestro país y luego de enviarlas al extranjero se venden de nuevo al campesino.
Los agricultores mexicanos, principalmente los marginados se han visto obligados a comprar las semillas y no pueden acceder a las de alto potencial genético en sus parcelas, pues los canales de comercialización y distribución de semilla de instituciones oficiales, universidades y particulares no cuentan con salida al mercado ni las alianzas necesarias.
Agricultores de pequeñas y medianas empresas tampoco son supervisados ni certificados de forma continua y por consiguiente se produce semilla de maíz de baja calidad muy a pesar del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) quien es la que se encarga del registro, certificación y divulgación.
Alimentación orgánica es una alternativa
La producción de alimentos orgánicos es una tendencia a nivel mundial en crecimiento que mejora las condiciones del campo y de vida de los productores; un éxito en países de primer mundo ya que la demanda de estos productos en nuestro país crece según un estudio de 2011 realizado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) quien reconoció que la demanda de productos orgánicos crece entre 20% y 30% al año.
Europa es el segundo mercado de este tipo de productos después de Estados Unidos de acuerdo a IFOAM EU GROUP (International Federation of Organic Agriculture Movements) encargada de coordinar el movimiento orgánico internacional.
El cultivo debe realizarse en invernaderos ecológicos, biocentros y espacios especializados amigables con el medio ambiente como:
Huerto Orgánico Familiar: Espacio en el que las familias pueden cultivar sus hortalizas de acuerdo a la “guía de manejo integral ambiental para huertos orgánicos en invernaderos” emitida por el gobierno de Bolivia en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Puede funcionar de la siguiente forma :
4 paredes de adobe, un techo con vigas de madera con un recubrimiento especial para invernaderos (agrofilm), columnas de madera, 6 a 8 ventanas, 1 puerta, camas para el cultivo de verduras de ladrillo o con materiales reciclables, pasillos y un espacio para guardar herramientas.
Es importante cuidar que la temperatura con la ayuda de un termómetro este entre los 17 °C y los 27°C durante el día y por la noche mantenga una temperatura no menor a 5°C. Puesto que la luz es prioritariamente solar debe atenuarse hasta un 70% y no impedir su paso. Las condiciones de humedad deben ser idóneas.
Biocentro: A través de su portal, Aires de Campo dio a conocer que el edificio fue proyectado por el despacho Arquitectura Biosustentable México. Está construido a base de sillar de arena generado a partir de arena sobre la que puede crecer vida vegetal fácilmente. Se tomo en consideración en el proyecto a la comunidad Otomí de Almealco
Agricultura vertical: Debido a que el espacio es reducido, se proyectó en Suecia bajo el nombre de «Centro de excelencia para la agricultura urbana», el invernadero de 17 plantas. Está a cargo de la empresa Plantagon en colaboración con la constructora Sweco. El edificio tiene una altura de 60 metros sobre 430 m2. 4 mil 335 m² están destinados al cultivo de superficie con una fachada de cristal que aprovecha la luz solar para producir 550 toneladas de verduras al año y alimentar a 5 mil 500 personas y también utiliza sistema de luz LED. En esta infraestructura se puede producir 10 veces más alimentos que una granja tradicional de tipo horizontal. 8 mil 513 m² son para las oficinas.
Invernadero flotante: Ideado por el estudio Salt & Water el invernadero flotante es multifuncional, genera energía limpia y hace crecer alimentos en el rio Danubio. Utiliza jardines verticales en un extremo y un edificio pequeño en el otro, paneles solares y turbinas eólicas para el sistema de riego eficiente proporcionando humedad a las plantas con agua reciclada.
En el cultivo de alimentos orgánicos debe evitarse el uso de plaguicidas o fertilizantes químicos aprovechando la propia biodiversidad como un medio de control. La industria de los fertilizantes y de los agroquímicos para el cultivo de la tierra la están haciendo infértil en algunos lugares y poco aprovechable.
La lombricomposta es una técnica considera del futuro y rentable. Utiliza la Eisenia foetida mejor conocida como lombriz californiana roja. Sin contaminar a través de la digestión natural de las lombrices se proporcionan los nutrientes necesarios para la tierra y las plantas. Se realiza sobre contenedores que también pueden hacerse con material de reciclaje.
Aunque el proceso es algo lento, al hacerse de forma natural en las condiciones idóneas, produce un abono de calidad excelente que puede ser solido o líquido y que diluido inhibe el crecimiento de enfermedades del cultivo del tomate y del maíz por ejemplo pues tiene propiedades antibióticas.
Otro de los beneficios de la producción de alimentos orgánicos es que pueden aprovecharse los residuos propiamente orgánicos para mermar la producción de basura en el país, lo que se traduce en una mejora del ambiente y un rescate del suelo que no puede producir alimento a un bajo costo.
El Dr. José Cinco, profesor del centro de Agroecología del Institutito de Ciencias de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en un reportaje de la casa de estudios e investigaciones de otros científicos de prestigio en el país han dado a conocer estas características.
De hecho sostiene que es un negocio en el campo de los fertilizantes redituable para los productores del campo puesto que de 150 toneladas que se reciben cada 3 meses se produce 50 toneladas de lombricomposta y cada tonelada se estima en tres mil pesos.
Los microproductores solicitan este producto por que cuida la tierra y cuida la biodiversidad produciendo alimentos naturales.
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