Forbes informa que México es el sexto país del mundo con más gas y petróleo lutita, mejor conocido como shale, detrás de naciones como Argentina, Estados Unidos y China.
Nuestro país tiene recursos no convencionales estimados en 545 billones de pies cúbicos de gas shale y 13,100 millones de barriles de aceite shale, de acuerdo con los últimos datos disponibles de la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
El aceite y gas shale que hay en nuestro país son equiparables a cuatro veces la producción histórica de gas y aceite del megayacimiento Cantarell. Solo la Cuenca de burgos podría tener 55% más de recursos que EagleFord en Texas, equivalente a 40 años de las importaciones anuales de gas natural, de acuerdo con información de la Secretaría de Energía (Sener).
Estos recursos son, en términos llanos, gas natural y aceite atrapado en rocas con poca permeabilidad. Para extraerlos, la industria energética ha recurrido al fracking, una técnica de fractura hidráulica horizontal del subsuelo que inyecta arena, agua y químicos para obtener el hidrocarburo. La polémica está asociada a los posibles riesgos de contaminación de mantos acuíferos, uso considerable de agua y sismos derivados del proceso.
Mientras la industria petrolera y autoridades mexicanas han realizado múltiples esfuerzos por aclarar los supuestos mitos asociados, el presidente electo de México, Andrés Manuel López, ha reiterado que no impulsará la producción petrolera a través del fracking. “No vamos a utilizar el famoso fracking para explotar este petróleo”, dijo el político tabasqueño el pasado 6 de octubre durante una conferencia de prensa en San Luis Potosí.
Gonzalo Monroy, director general de la firma de análisis energético GMEC consideró que el futuro mandatario está hablando sin bases. “No creo que sea cosa de la administración hablar de un cuidado del medio ambiente cuando se está plateando hacer una refinería y en su proyecto de Nación habla de pasar del gas natural al combustóleo en la generación eléctrica”.
La actual administración de Enrique Peña Nieto, a través de Sener, pospuso hasta febrero de 2019 la ronda 3.3, que incluía la subasta de áreas con hidrocarburos no convencionales, para que sea el gobierno de López Obrador quien realice o no el concurso petrolero.
Mientras la industria petrolera y autoridades mexicanas han realizado múltiples esfuerzos por aclarar los supuestos mitos asociados, el presidente electo de México, Andrés Manuel López, ha reiterado que no impulsará la producción petrolera a través del fracking. “No vamos a utilizar el famoso fracking para explotar este petróleo”, dijo el político tabasqueño el pasado 6 de octubre durante una conferencia de prensa en San Luis Potosí.
Gonzalo Monroy, director general de la firma de análisis energético GMEC consideró que el futuro mandatario está hablando sin bases. “No creo que sea cosa de la administración hablar de un cuidado del medio ambiente cuando se está plateando hacer una refinería y en su proyecto de Nación habla de pasar del gas natural al combustóleo en la generación eléctrica”.
La actual administración de Enrique Peña Nieto, a través de Sener, pospuso hasta febrero de 2019 la ronda 3.3, que incluía la subasta de áreas con hidrocarburos no convencionales, para que sea el gobierno de López Obrador quien realice o no el concurso petrolero.
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