Forbes informa que el sector de la tecnología financiera (Fintech), que comprende cientos de startups del tipo Apple, Google y Amazon, y lleva años alterando la industrias bancaria y financiera al cambiar la forma en la que los consumidores pagan y piden dinero prestado.
El rápido crecimiento de la industria que utiliza la tecnología para simplificar cualquier cosa, desde la transferencia de dinero hasta la planificación financiera, ha atraído más de 100.000 millones de dólares (86,300 millones de euros) en inversiones desde 2010.
Según estudios, una de cada tres personas activas digitalmente en las 20 principales economías del mundo utiliza los servicios de Fintech, según el EY FinTech Adoption Index 2017. China e India están liderando el camino con más de la mitad de los consumidores que utilizan estos servicios para pagar y transferir dinero o comprar seguros.
Los expertos atribuyen esta popularidad al hecho de que los servicios de Fintech son más simples, más convenientes y transparentes; y más fáciles de personalizar que las ofertas tradicionales.
“Se estima que hay aproximadamente 1,700 millones de adultos en el mundo sin acceso a servicios financieros. Fintech puede tener un gran impacto social y económico para ellos”, dijo Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), durante el lanzamiento de la Agenda Fintech de Bali, un conjunto de directrices que los gobiernos pueden tener en cuenta a la hora de formular políticas y normas relativas a la industria de Fintech.
El Banco Mundial dice que dos tercios de los adultos sin cuenta bancaria citan la falta de dinero como una razón clave, lo que demuestra cuán inasequibles son los servicios financieros existentes para los usuarios de bajos ingresos.
Otras razones para no abrir una cuenta son la distancia de un banco, la falta de los documentos necesarios y la falta de confianza en los proveedores de servicios financieros.
Fintech ya está rompiendo estas barreras a la inclusión financiera, particularmente en los países de bajos ingresos. La Agenda Fintech, lanzada tanto por el FMI como por el Banco Mundial, considera que la inclusión financiera es un elemento básico tanto para la reducción de la pobreza como para las oportunidades de crecimiento económico.
Un ejemplo destacado es el M-Pesa de Kenia, un sistema de pagos basado en mensajes de texto. Lanzado en 2007, el servicio que permite a los usuarios almacenar e intercambiar dinero a través del teléfono móvil es utilizado actualmente por el 96 por ciento de las familias del país. Se dice que M-Pesa ha contribuido al crecimiento de la inclusión financiera en Kenia desde el 26 por ciento en 2006 hasta más del 75 por ciento en la actualidad.
Un estudio de 2016 coautorizado por el economista del MIT Tavneet Suri mostró que M-Pesa ayudó a sacar de la pobreza extrema al menos al 2 por ciento de los hogares kenianos e hizo que las mujeres pasaran de trabajar en agricultura a trabajar en pequeña empresas.
Muestra que los servicios de dinero móvil no son sólo comodidades sino que, de hecho, tienen un impacto positivo en los medios de vida de la gente, dice Suri.
La empresa de pagos digitales de la India Paytm, respaldada por Alibaba, el banco japonés Softbank y Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, también está dando acceso financiero a millones de personas excluidas de los principales servicios bancarios del país.
“Fintech tiene un gran papel que desempeñar en esto [reducir la pobreza] – no sólo dando a los excluidos financieramente acceso a pagos y créditos asequibles, sino [también] facilitando nuevos modelos de negocio como M-Pesa que satisfacen necesidades que ni siquiera los bancos totalmente digitales pueden satisfacer”, dijo Julian Skan, director general de Banca y Mercados de Capitales de Accenture Strategy, a DW.
Pero Fintech tiene sus propios riesgos y la privacidad de los datos es una de sus principales preocupaciones. A medida que más empresas se digitalizan, es probable que el riesgo de ciberataques sólo aumente. Además, el rápido aumento de los criptoactivos podría plantear nuevos retos para el sector de los servicios financieros.
“Todos los países están tratando de cosechar estos beneficios, al mismo tiempo que mitigan los riesgos. Necesitamos una mayor cooperación internacional para lograrlo, y para asegurarnos de que la revolución Fintech beneficie a muchos y no sólo a unos pocos”, dijo Lagarde.
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