Detalla Javier Jiménez Espriú estrategia de desarrollo

Forbes informa que Perfilado como titular de la dependencia clave en la agenda económica del gobierno, Javier Jiménez Espriú, dice que, a partir de las carreteras y otros proyectos de transporte, el nuevo gobierno desarrollará cinco regiones en el país y que el Istmo, en el sureste, será la primera de ellas.

En el centro de la polémica en torno del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el también ex director de Mexicana de Aviación señala que aún no se estudia el rol de la nueva terminal como detonante económico de la capital y región centro del país, pero que es un hecho que el aeropuerto de Toluca será, en tanto se construye el nuevo aeropuerto, la terminal complementaria del saturado aeropuerto Benito Juárez.

Quien será titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) asegura también que revivirá el ferrocarril de pasajeros y, en materia de carga, revisará la concentración en ese sector, dominado por las firmas Ferromex y Kansas City Southern.

Ingeniero mecánico electricista por la UNAM, Jiménez Espriú se dice de acuerdo en que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) se convierta en órgano independiente de la SCT y retome el compromiso, incumplido por la administración que concluye, de llevar conexión de banda ancha a todo el país.

El funcionario sostiene que es una aspiración que la iniciativa privada participe con sus inversiones en los proyectos de infraestructura del nuevo gobierno. “Habrá una garantía jurídica, para los que inviertan, de que viviremos en un absoluto Estado de derecho y de que, en los asuntos en los que trabajemos, no habrá corrupción: cero corrupción y cero impunidad”, asegura.

El nuevo aeropuerto de la Ciudad de México parece concebirse como algo que hay que hacer y, ahora también, al menor costo posible, cuando es sabido que, bien planeados y bien ejecutados, son grandes detonadores de actividad económica. ¿Se está yendo la oportunidad de que el nuevo aeropuerto (se construya donde se construya) sea el gran detonador de la capital y centro del país?

El “menos malo”, porque se está construyendo un nuevo aeropuerto en una situación muy compleja; pero eso no quiere decir que lo que resulte no sea un detonador económico. No tiene por qué no serlo.

¿Quiere decir que la planeación de todo aquello que involucra a un nuevo aeropuerto va a empezar después de que se decida el sitio de la construcción?

Claro. Lamentablemente, la planeación del aeropuerto [de Texcoco] se hizo sin eso. Sólo se planteó “aquí va a haber un aeropuerto; vamos a tener que conectarlo con el metro y el tren”. Nada más. No hay proyecto. Esto [un aeropuerto] puede detonar una gran ciudad, como ocurrió con Atlanta [Georgia, EU], pero aún no está el plan

El caso de Toluca, sea cual sea la opción que tomemos [Texcoco o Santa Lucía], tiene que comenzar a revivirse. Si la ciudadanía opta [en la consulta, a realizarse en este mes] por la continuación del actual proyecto de nuevo aeropuerto [en Texcoco], nosotros creemos que entraría en operaciones, en el mejor de los casos y si no hay contingencias, a finales de 2023, si no es que a finales de 2024.

En el caso de Santa Lucía, sería un poco antes, pero no es para mañana; así que estamos hablando de proyectos que podrían estar funcionando dentro de cuatro años, en el mejor de los casos.

Y en esos cuatro años continuará el crecimiento de pasajeros en el aeropuerto actual [Benito Juárez], el cual ya está saturado. Entonces, en cualquiera de esas opciones, tendremos que resucitar Toluca, de manera eventual o permanente. Es un activo que tenemos absolutamente considerado para desahogar el problema de saturación [del aeropuerto Benito Juárez].

En materia de inversión en infraestructura, leí declaraciones suyas en el sentido de que, por cada peso que ponga el gobierno, la iniciativa privada pondrá 20. ¿Es así?

Es nuestra aspiración en cuanto a la respuesta de la iniciativa privada. Nosotros haremos lo necesario para estimularla; en primer lugar, incrementando la participación del gobierno, aumentando la inversión como capital semilla, e inmediatamente o al mismo tiempo, dando confianza a la iniciativa privada de que sus proyectos serán respetados.

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