Ventilador o aire acondicionado, ¿cuál es la mejor forma de refrescarse en verano?

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Con el solsticio de junio, el verano llega al hemisferio norte y las temperaturas empiezan a subir. En España, la AEMET ya ha pronosticado el primer episodio de calor de la temporada, que se extenderá al menos durante las dos últimas semanas de junio. Eso significa, por un lado, que tras días de lluvia podremos hacer más vida al aire libre. Pero también, que cuando estemos en casa tendremos que equiparnos adecuadamente para sobrevivir al sofoco.

El calor nos vuelve más lentos, más torpes y, en consecuencia, menos eficientes. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Harvard y publicado en la revista PLOS Medicine, que realizó una comparativa para analizar cómo afectan las temperaturas al rendimiento escolar.

Mapa de riesgo de olas de calor en ciudades europeas.

Las olas de calor serán cada vez más intensas

Con esto, y de cara a un verano que promete batir el récord del anterior, resulta necesario hacerse con alguno de los dos sistemas más utilizados para refrescar la casa: el ventilador o el aire acondicionado. Sin embargo, no son comparables a nivel económico, y su eficacia puede variar en función de diversos factores.

VENTILADOR VS. AIRE ACONDICIONADO

Para quienes no tengan uno todavía, adquirir un ventilador es mucho más rápido que comprar un aire acondicionado. Suele haber más oferta, y además, no se requiere de un especialista para instalarlo. No obstante, nada sustituye el frescor que proporciona el climatizador.

Los ventiladores hacen circular el aire, pero no lo enfrían. Es por ello que cuando el termómetro supera los 30 grados -algo que es probable que suceda-, dejan de ser efectivos. Así mismo, hace falta estar cerca de ellos para notar su efecto, por lo que solo sirven en espacios pequeños, como en habitaciones individuales.

Por otro lado, los sistemas de climatización tienen mucho alcance y ofrecen mayor confort, pero pueden tener efectos negativos en la salud y en el medio ambiente.

Si no se utiliza adecuadamente, el aire acondicionado puede irritar las vías respiratorias, provocando tos, sequedad de las mucosas y congestión nasal. En personas con patologías respiratorias, como rinitis crónica o asma, puede desencadenar una crisis de la enfermedad.

A su vez, el medio ambiente también sufre con el uso de climatizadores. Un estudio liderado por Francisco Salamanca, investigador del Ciemat, y publicado en la revista El Ecologista, reveló que el aire acondicionado contribuye al calentamiento de las ciudades. Concretamente, se observó que la temperatura del aire en verano en Madrid podía subir hasta 1,5-2 ºC debido a los aparatos de aire acondicionado.

Cuando aumenta la temperatura en la ciudad, se desarrolla la conocida isla de calor (la temperatura de la ciudad es mayor que la temperatura de las zonas rurales vecinas).

En este sentido, los expertos consideran que, a pesar de los resultados obtenidos en la investigación, se puede llegar a un punto medio: ni renunciar al frescor, ni abusar de él. Más aún en ciudades con temperaturas extremas y sin costa.

SÍ AL AIRE ACONDICIONADO, PERO CON RESPONSABILIDAD

Si nuestra opción favorita es el aire acondicionado, existen varias recomendaciones a seguir para que sus efectos no influyan negativamente en nuestra salud y en el medio ambiente:

  • Elegir aquellos con una clasificación energética  A++ y A+++.
  • Procurar que la temperatura no esté a más de 4-6ºC por debajo de la temperatura exterior.
  • Evitar dejarlo encendido por la noche, y si es así, mantenerlo a una temperatura igual o superior a 25ºC.
  • Mantener una humedad de entre el 40% y el 60% con la ayuda de un humidificador.
  • Limpiar los filtros para evitar la acumulación de polen, polvo y otras partículas que puedan provocar problemas de respiración o alergias.

SÍ AL VENTILADOR, PERO CON TRUCOS

Desde el punto de vista medioambiental, se recomienda el uso del ventilador. Si bien también gasta energía porque va enchufado a la red eléctrica, es cierto que no emite calor hacia el exterior. Por ello, si decides quedarte con este sistema para refrescar tu casa, hay algunos trucos para resolver el handicap del aire frío: solo necesitas una toalla mojada o un cubo con hielo y sal.

El hielo tiene una fina capa de agua líquida sobre su superficie que mantiene el interior en un equilibrio térmico. Al disolverse la sal, las moléculas que mantienen el agua en estado sólido se rompen, y esto hace que se funda el hielo.

En el primer caso, debemos mojar una toalla y congelarla durante un rato, para más tarde ponerla delante del ventilador, apuntando hacia la zona que queremos refrescar. En el segundo, colocamos un recipiente con hielo y sal gorda delante del ventilador, y a medida que se derrita por el efecto de la sal, el ventilador esparcirá estas partículas de agua por la estancia.

Ambas opciones son útiles si lo que queremos es refrescar el ambiente durante un rato. Sin embargo, si planeas pasar el día en casa, prepárate para renovar la toalla y el hielo unas cuantas veces.