Fitch ratificó la calificación crediticia de México con perspectiva estable

Respaldada por un marco de política macroeconómica prudente, finanzas externas estables y sólidas, la agencia Fitch Ratings ratificó la calificación de la deuda soberana de largo plazo de México en moneda extranjera en BBB– con perspectiva estable.

La calificadora indicó, además que, a pesar de los desafíos de las perspectivas de crecimiento económico moderado en el país, México mantiene en lo interno finanzas públicas estables y esto es algo a lo que los formuladores de políticas le otorgan prioridad, es decir, que en lo interno y externo el país reporte una estabilidad.

Sin embargo, Fitch Ratings alertó que la calificación está restringida por indicadores de gobernanza débiles, un desempeño de crecimiento a largo plazo moderado, una intervención de micropolítica que afecta las perspectivas de inversión y en especial los posibles pasivos contingentes de Pemex.

No obstante, en la opinión de la calificadora, hasta el momento, el gobierno continúa mostrando compromiso con la relación deuda Producto Interno Bruto (PIB) estable, manteniendo déficits fiscales moderados.

Crecimiento sostenido de ingresos fiscales ha ayudado a la posición fiscal

Además, apuntó que el crecimiento sostenido de los ingresos fiscales debido a medidas administrativas, como la lucha contra la evasión fiscal, ha ayudado a la posición fiscal de México.

“Proyectamos déficits del gobierno general (incluyendo el gobierno federal y la seguridad social, una aproximación utilizada por Fitch para propósitos de comparación) de 3.1 por ciento del PIB en 2022 y 3.8 por ciento en 2023, en comparación con 3.0 por ciento en 2021”, relató Fitch Ratings.

Respecto al crecimiento económico del país, la calificadora señaló que este sigue rezagado, aunque pronosticó que el PIB alcanzará este año 2.5 por ciento; mientras que para 2023 estima que México crecerá 1.4 por ciento.

Entre los motivos que rezagan el crecimiento económico señala la lentitud de la inversión, en parte -dijo- relacionada con el ruido político continuo y la incertidumbre regulatoria, particularmente en el sector energético.